martes, 30 de octubre de 2007

ESPERANDO LA PRIMAVERA QUE NO LLEGA


El invierno nunca llega cuando toca, eso está visto. Tras el calor de unos días puede empezar a helar sin previo aviso. O quizás el sol iba descendiendo poco a poco, pero estabas demasiado ocupado mirando la tierra que no te fijaste en el cielo. Al fin y al cabo, cuando crees que tu estrella ha bajado del cielo para estar a tu lado, ya no miras hacia arriba; no tendría sentido buscarla por la noche cuando sólo tienes que alargar la mano para sentirla. Hasta que un día llega la nieve.


Hace tiempo que dejé de contar los días, de marcar fechas en el calendario, de mirar el reloj para ver cuanto tiempo queda para... o los minutos que han pasado desde... Simplemente espero.

Y esperando volviste a aparecer, con tus abrazos desesperados, tu voz áspera de nicotina, y tus historias sin final feliz... pero que siempre acaban a tu gusto, como si todo tuviera principio y final, y nada dejase marca.

Me explicas que sentiste por alguien lo que nunca sentiste por mi, que no te dieron lo que yo te di, que viviste lo que no quisiste vivir a mi lado, que no te miraron como yo te miré... que me quisiste, que me quieres... que no lloraste por mi lo que por otros, que me merecí más de lo que ellos se llevaron... pero que necesitas ser princesa de un reino de viajes, cenas, vinos caros, noches sin dormir... necesitas sentirte trofeo, y no persona como yo te amé.

Te conformas, pero me dices que soy el único que toca lo que hay en ti... y por eso vuelves a los brazos de otro, mientras yo sigo esperando la primavera que no llega.